En nuestro imaginario pop, el modelo a seguir del periodismo son los protagonistas de Todos los hombres del presidente. Tienen una reveladora historia entre manos, y no cejan en el empeño para sacarla a la luz, aunque ponga en riesgo la supervivencia política del mismísimo líder del mundo libre commander in chief. Para que el Post se atreva a publicarles, tienen que seguir todos los hilos hasta el final y hablar con diversas fuentes, hasta obtener las pistas definitivas que les permitan armar la historia al completo. Dedican semanas, o meses, a esa única historia.
En nuestro presente hiperconectado y multicanal, no siempre se espera a conocerlo todo sobre una historia. Ni se espera a hablar con todas las partes. Basta con conocer los datos más básicos de un suceso para lanzar un titular. Es el punto de partida para que la historia se vaya completando de forma dinámica. A medida que emergen nuevos detalles, se encadenan los acontecimientos, o reaccionan las personas implicadas, se lanzan nuevas piezas. BREAKING NEWS. La historia se va contando por partes. A tiempo real, o así se siente. Ni siquiera, quizá, por voz de un mismo medio.
Es lo que se ha venido a conocer como periodismo iterativo.
No es malo de por si, si no la respuesta que hemos dado a las posibilidades de comunicación inmediata. Si nos ponemos en lo mejor, permite al público mostrar interés por aspectos concretos de la historia o plantear sus preguntas, permitiendo a la buena reportera contar la historia de manera que esté pegada a las inquietudes de su audiencia.
Si nos ponemos en lo peor menos mejor, es reflejo de una cultura del IMPACTO. Quizá nos digamos a nosotros mismos que queremos conocer en detalle las historias que nos importan, para tener una opinión bien formada. Pero en la práctica no podemos evitar dejamos llevar por el nuevo acontecimiento histórico-planetario de la semana. Y dejamos la anterior historia a medias, sin llegar a vislumbrar sus efectos duraderos.
No obstante, los sucesivos capítulos tienen difícil resultar tan impactantes como el primer titular. No es fácil venderlo todo como un GIRO ARGUMENTAL que mantenga al público pegado. El primer medio que consigue reunir los datos más básicos de un suceso y lanzar el titular es el que pega más fuerte. Será el medio que salga primero en las búsquedas (o en el timeline). Entre esos primeros datos básicos pueden faltar aspectos del contexto o testimonios cruciales para comprender la historia. Datos primordiales que pueden quedar perdidos en un torrente de informaciones.
La ampliación o aclaración que viene en forma de actualización de la pieza original, como nota al pie, tiene perdida gran parte de la batalla. En este juego, se haya elegido jugar o no, el que busque dar a conocer otra versión, deberá buscar al menos que se publique con la misma rotundidad, y ocupando un espacio similar al de la pieza original.
Bien si contamos las historias, o somos protagonistas, secundarios o figurantes de lo que se cuenta, debemos tener muy en consideración como participar en esta narración dinámica. Porque la forma en la que se está contando la historia va determinando también la forma en la que desarrollan sus próximos capítulos.
EXTRA: En la cultura del impacto, ponerse en lo peor PEOR es pensar en las historias que se publican sin conocer los datos básicos, o tergiversadas intencionadamente. Pero este post está escrito desde un estado mental buenista.
INSPIRACIONES:
La 5ª temporada del podcast Slow Burn, de Slate Podcast
La película El gran carnaval (1951), de Billy Wilder
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