Consentimiento del usuario. ¿Que si quiero, o que si tengo?

Deseaba mucho escribir sobre el CONSENTIMIENTO DEL USUARIO. Toma asiento, busca un lugar apartado y prepárate tu infusión preferida. Va a ser un artículo largo, interesante y divertido. Bueno, lo que es seguro es que será largo.

Atiende a la tabla de contenidos:

1 Que si quiero: apartado teórico

1A El consentimiento. Un “ameno” paseo por las distintas formas de entender el consentimiento pasando por la Guía de cookies de 2012, la GDPR 2018 y la Guía de cookies de 2020.

1B El deseo de la medición de masas. Ante el cambio que supone el consentimiento explícito sólo podemos vivirlo de manera polarizada entre Cookies o Libertad.

1B1 El deseo apocalíptico. Vamos a morir

1B2 El deseo integrado. Tenemos que sobrevivir

2 Que si tengo  (Próximamente en las mejores pantallas)

Apartado técnico y práctico. La humilde exposición de cómo se puede aplicar la teoría en una implementación de andar por casa, a saber: este blog. Lo voy a delegar en la Irene del futuro. Porque yo no procrastino, yo delego en la Irene del futuro.

Que si quiero

El consentimiento

Cuando hablo del consentimiento del usuario, me refiero al consentimiento del usuario ante las cookies. Las cookies, esas compañeras del alma que se nos van a ir tan temprano y de las que nos despedimos en este artículo que puedes leer luego.

Me gustaría hacer un recorrido por lo que se ha entendido por consentimiento a través de varios hitos legislativos. Vaya por delante que yo no soy abogada (pero estoy un poco colgada). Entiendo que el texto legal que regula las cookies no es estrictamente la Guía de Cookies, pero yo me remito a ese contenido para entender los requerimientos legales del consentimiento de cookies. Básicamente, porque como Chenoa, yo soy humana y difícilmente entiendo el alto valyrio de los textos legales originales.

Desde  2012. El consentimiento implícito pasaba desapercibido

“A mí dame lo superfluo, que lo necesario todo el mundo puede tenerlo”

― Oscar Wilde

Desde 2012 existe una normativa (LSSI) que regula, entre otras cosas, el uso de cookies en España. Esa normativa indica que el consentimiento debe ser informado, y el consentimiento es una clara acción afirmativa como seguir navegando (el que calla otorga, esa clara acción afirmativa).

Guía de cookies de 2012

En esta guía también se indica que existen diferentes tipos de cookies según su finalidad: las que que hacen que funcione la web a nivel técnico (cookies técnicas), las que sirven para medir (cookies analíticas) y las que sirven para fines publicitarios (cookies publicitarias). También contempla que se las puede categorizar en función del dominio que tiene acceso a su información: primer dominio (cuando es la misma web) y dominio de terceros (cuando la cookie es de un dominio distinto a la web que la inserta).

Las cookies estrictamente necesarias pueden insertarse cuando el usuario llega a la web, independientemente de su consentimiento. Podemos insertar esas cookies siempre. El resto de cookies se insertarán a partir del momento que el usuario consiente.

APLICADO A LA PRÁCTICA: Un banner en la parte superior o inferior con una información clara y sencilla sobre el tipo de cookies y la finalidad de las mismas. El consentimiento se recoge con el ligero scroll o un click que lleve a seguir navegando. Ninguna cookie no técnica se inserta antes de ese consentimiento. Si un usuario llega y no hace nada, no debería tener cookies (que no sean las técnicas).

OPINIÓN PERSONAL DE IRENE:

A mi juicio aquí es donde se sentencian a muerte a las cookies analíticas al dejarlas fuera de la categoría estrictamente necesarias y exentas de consentimiento. Da igual que contemplemos un consentimiento que sea fácil o difícilmente dado; y midamos casi todo o casi nada. Si las cookies analíticas, que proveen de datos estadísticos y anónimos, no son estrictamente necesarias,  son un extra, un lujo para el negocio, entonces, están sentenciadas a muerte (a juicio del legislador, que una se gana el pan con esas cookies y discrepa). Son Bruce Willis desde 2012. Mi corazón analítico sintió mucho dolor cuando encontró que…

Guía de cookies de 2012

…la misma guía que las condena a muerte por consentimiento, las declaraba inocentes.

Hasta 2018, con la GDPR. El renacer del consentimiento implícito

No tengo datos, pero tampoco dudas de que antes de que apareciera la GDPR muchas webs y profesionales de lo online ignoraban lo que era el consentimiento de cookies o la importancia del mismo. Irene Santos

La GDPR es una norma que indica cómo se deben obtener y manejar los datos personales de los usuarios y, a priori, nada tiene que ver con las cookies. Pero esta normativa se publicó en 2018 sin que tuviéramos una ley de cookies alineada a este nuevo texto. Este era el punto de la GDPR que nos generó (momentáneamente y en aquel entonces) más confusión. La GDPR indicaba que las cookies podrían ser datos personales en algunos casos.

GDPR, texto escrito en alto valyrio

Web de insititución europea gooorda escrita en humano https://ec.europa.eu/info/law/law-topic/data-protection/reform/what-personal-data_es

Caímos en la trampa de pensar que si estas cookies son datos personales, entonces necesitábamos el consentimiento explícito que requieren los datos personales en la GDPR para todas las cookies. Pasamos mucho miedo. Pero finalmente se entendió que sería la normativa de cookies la que determinara el consentimiento necesario. Seguimos usando el consentimiento implícito.

APLICADO A LA PRÁCTICA: Auditamos nuestras vistas para asegurarnos de que ningún dato personal se había colado en Google Analaytics, anonimizamos las IPs y los que tuvieran pendiente de cumplir con la ley de cookies desde 2012 aprovecharon el ticket o melón abierto en su organización con la GDPR para cumplir con la privacidad de los usuarios al 100%. En 2018, gracias a que las empresas quisieron cumplir con la GDPR vimos como muchas comenzaron a cumplir con la normativa de las cookies mediante el viejo consentimiento implícito (ligero scroll).

OPINIÓN PERSONAL DE IRENE: La GDPR fue un hito legal, los negocios digitales se prepararon para el examen y con ellos los profesionales. Para algunas como yo, el primer hito legal que superaron profesionalmente. Leer atentamente la GDPR y tomar contacto con un texto legal. Intentar interpretar la norma. Mi pequeño cerebro de mujer se ensanchó.  Todos nos alegramos de no necesitar el consentimiento explícito en 2018. Lo que sucedió a continuación os sorprenderá ( o igual no)

Analisto web en 2018 cuando se dió cuenta de que no necesitaba el consentimiento explícito para las cookies con la llegada de la GDPR, si no que el consentimiento implícito seguía siendo suficiente.

2020. Una hostia inequívoca con el consentimiento explícito

“No ez no ez no ez ¡NO!” 

Lendakaris Muertos (para los que no sepáis euskera no es no y ez es no)

Antes hice una crítica velada a que los textos (GDPR y LSSI)  no estuvieran alineados en 2018. Me quejaba del sufrimiento que causó entre los analistos en el 2018 que no estuvieran ensambladas las normativas y que hubiera lagunas o contradicciones entre ellos. Consuela que en la Guía de 2020 se admita que era confuso el tema, por si algún EGO analítico seguía herido.

Guía de cookies 2020

Como atea procuro tener mucha fé en muy pocas cosas. Pero desde que me fui a vivir a Madrid empecé a creer que el Dios de la ironía existe o al menos da muchas pruebas de existir.

Atentas y atentos a la ironía. No estaban alineados en el 2018 y desempatamos con el consentimiento implícito (que implica un ratio de consentimiento super alto, ergo, una pérdida de datos muy pequeña). Fuimos analistas y analistos felices. Pues se alinearon en 2020 para decirnos donde dije consentimiento implícito, digo consentimiento explícito. Esto ha roto más corazones analíticos de los que se romperán cuando Simo se jubile.

Guía de cookies 2020

APLICADO A LA PRÁCTICA: Necesitamos un banner que indique de forma clara el tipo y uso que hacemos con las cookies que queremos instalar. Si el usuario cierra y sigue navegando no podemos interpretarlo como que acepta. Solo sí es sí. Lo mejor que puedes hacer por ti, por todos tus compañeros pero por ti primero es apoyarte en un CMP. Digamos que es un banner que no sólo es bonito, si no que hace que la acción del usuario y las máquinas se hablen. El CMP debería de escanear tu web y facilitar un listado con las cookies que se estuvieran usando. Plantea a nivel de usabilidad un flujo que invite al usuario a aceptar. Pero no olvides que debe existir una forma en la que pueda rechazar. Muchas webs ocultan su contenido y bloquean la navegación para que el usuario atienda a la información del banner/cmp y hasta que no expresa su voluntad en cuanto a las cookies (consentir, rechazar o configurar) no muestran, ni desbloquean la navegación. Entiendo que es una forma de evitar que el seguir navegando sea un rechazo implícito.

Aquí tenéis un video de la experiencia de usuario ante el nuevo consentimiento

OPINIÓN PERSONAL DE IRENE: Acepta con deportividad la derrota. No has perdido la partida de medir TODO lo que mides gracias a las cookies ahora. No es culpa del consentimiento explícito de 2020. Teníamos muy malas cartas desde 2012 donde estas cookies no se tipifican como estrictamente necesarias.

Tengo un vídeo grabado con cámara oculta donde se puede ver a un analista web recibiendo la noticia de que necesita el consentimiento explícito para sus cookies. También se le ve aceptando con deportividad que con el cambio. Dura poco más de 3 minutos pero merece la pena el testimonio

“Soy como Dios y Dios es como yo, soy tan grande como Dios, él es del mismo tamaño que yo, no está por encima de mí, ni yo estoy por debajo de él…” Esto solo lo puede decir un analisto web, por el ego y la exactitud de en la medida.

Conclusiones y metáforas

El consentimiento del usuario ante las cookies que le insertamos, se ha interpretado de diferentes maneras (antes implícito y ahora explícito) y esto tiene una clara consecuencia en cuanto al volumen de usuarios que consienten y por tanto que podemos medir.

Esto me recuerda a cuando yo era una niña y jugaba con el balón en mi calle, contra las puertas del patio de mi vecino. Un primo de mi padre que vivía en Palencia y venía de Pascuas a Ramos. Cuando se colaba la pelota me saltaba al patio para recuperarla y volvía a la calle con ella para seguir jugando. Hasta que un día mi padre me pilló y me dijo que no podía saltarme, que tenía que dejar la pelota ahí y esperar a que volviera su primo para llamar a la puerta y pedírsela. Mi mente infantil no entendía o no quería entender lo que me mandaba mi padre. Traté de explicarle que sí que podía saltarme porque había un ladrillo roto en la columna, que usaba a modo de primer escalón y luego ponía el otro pie en el manillar de la puerta y luego me agarraba a… Pero él insistía en que no podía. Pero yo sí que podía. Igual él no, porque era mayor y los mayores son torpes y aburridos, pero YO SÍ PODÍA. Y no me parecía justo quedarme sin jugar por algo que no hacía daño a nadie. Y como quería seguir jugando, después de que me dijo que no podía, simplemente intenté que nadie me pillara saltándome a recuperar la pelota cuando se me colaba al patio del vecino.

Y aunque parezca por esta anécdota que iba a ser una delincuente o una escaladora nata, nada que ver. Profesionalmente, la ventanilla de legal suele ser a la primera a la que voy cuando quiero empezar un proyecto y muchas veces vuelvo sin mi pelota. Pero con la madurez perdí mi omnipotencia. Entendí que existe un “no puedes” a nivel legal que limita el poder de la tecnología. O al menos yo, prefiero un mundo en el que ese sea el orden de las cosas, personal y profesionalmente.

El deseo de medir a las masas

Pasar de una medición basada en cookies que se insertan con el consentimiento implícito del usuario a uno en el que se insertan con el consentimiento explícito implica un cambio de paradigma. Como todo cambio tenemos que verlo de forma polarizada y enfadadas, para algo estamos en 2021. Venga no me resisto “O COOKIES O LIBERTAD” como lema de protesta.

El deseo apocalíptico

“Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca”. El Apocalipsis según San Juan.

“Analista o analisto, el tiempo de medir sin cookies está cerca”. El Apocalisis de las cookies según la menda.

¡Llega el consentimiento explícito subido a un caballo y escupiendo fuego! ¡Cómo si no fuera poco que Firefox y Safari no digieran bien las cookies de terceros! ¡Cómo si fuera poco que Chrome también vaya a abandonarlas en 2022! ¡Ningún excel va a cuadrarte! ¡Reinará el caos y la confusión! No como hasta ahora, claro, que te cuadraban todos los datos y mides sin esfuerzo, ¿verdad?

Haré un pronóstico, todos los analistos y analistas nos haremos tarotistas web. Nos compraremos (la última versión) de una bola de cristal o de una baraja de cartas del tarot. Y empezaremos a interpretar los astros para entender qué está sucediendo en los negocios digitales. Creo que muchos se sentirían más cómodos con un “Al tener a Júpiter en su fase creciente, vemos un claro aumento del tráfico Direct” que con la explicación técnica. Y que para explicar el rendimiento de las campañas te saliera la carta de la muerte, sería divino. Se entiende mejor que cualquier gráfico, a prueba del cliente más rezagado en cuanto a la visualización de datos.

Visualización de datos

Vale, igual no vamos a ser tarotistas web tirando cartas o mirando una bola, pero lo del Consent Mode (una movida que se ha inventado google para inferir los datos de los usuarios que no consientan) es nuestro primer paso. Porque nos cuesta mucho creer en las vacunas, el amor, la bondad de un desconocide, la democracia, Dios, los orgasmos femeninos, (para usuarios avanzados, los multiorgarmos femeninos) pero a Google…A Google nos lo creemos sin pruebas y sin el menor atisbo de escepticismo, oiga.

El Consent Mode, que yo lo he comprado básicamente porque 1) “palabra de Google” que sirve y se necesita 2) la alternativa es no hacer nada y no medir nada cuando no consientan 3) ¿Tú nunca has hecho algo por si acaso? (Paula en Azuloscurocasinegro). Ser analista web no está exento de contradicciones.

El deseo integrado

Creo que llegados a este punto ha quedado claro que me hubiera gustado que las cookies analíticas fueran consideradas estrictamente necesarias. Al final una tienda física tiene datos de un contador de personas para saber cuántas “personas” la han visitado. No veo que pida el consentimiento a nadie el sensor de la puerta que al abrirse “cuenta uno” en el conteo de personas. Ni la máquina que me da el ticket. Pero como me dijo Inmaculada Sánchez Alarcón, en una tutoría: “Irene, ya vale, no hay que llorar sobre la leche derramada. Hablemos de lo que sí puedes hacer”.

Recapitulemos. El usuario demanda privacidad y respeto a sus datos en internet. El legislador ha creado normas como la GDPR y la actual LSSI para poder velar por ese interés. Más allá de las iniciativas públicas y los límites legales los usuarios han comprado el mito de que las cookies son malas y que existe un internet donde navegar gratis y sin que nadie les moleste.

Digamos que hubo un momento en el que se pudo explicar lo que eran las cookies pero el sector parecía interesado en tener un usuario analfabeto en este sentido. Ante ese desconocimiento técnico y el conocido malestar del usuario algunas empresas (que no tienen un negocio de publicidad que se apoye en cookies) vieron la oportunidad de vender PRIVACIDAD como valor de marca. Me refiero a Apple en forma de dispositivo iPhone o navegador Safari. No tengo pruebas, ni tampoco dudas, de que una forma de competir con Chrome en particular y Google en general, sea intentar mermar la calidad de su negocio de publicidad. ¿Cómo te venden el iPhone? (gracias Brais, por debatir conmigo y proveerme de vídeos para ilustrar este artículo)

Vender privacidad es un misil a Google. Lo que hiera este misil en los navegadores a las PYMEs de internet, es un daño colateral y aquí igual debería empezar a entrar al legislador. Ahora que tiene blindado al usuario que ocupaba una posición vulnerable y de poco poder. Que proteja el pan de los negocios digitales y a las hortelanas del marketing digital. Somos el siguiente grupo de riesgo.

En cuanto a cookies y a ti amiga analista, vamos a medir menos con el consentimiento explícito. Muchos ante este hecho se sentirán como que les roban, como que pierden datos. En algún sitio que ignoro debe haber una ley escrita “el volumen de datos sólo puede ir a más”. Todos los analistas tenemos el deseo de medir. Pero igual tenemos que revisar cómo vivimos ese deseo:

“El deseo es, además, una emoción dramática. Una especie de terremoto, un espiral que nos envuelve y toma el control de nosotras. Cuando aparece el deseo, el mundo se para y esa nueva situación toma la centralidad de nuestros pensamientos, de nuestras conversaciones y de nuestras ensoñaciones. Es concebido por tanto como una emoción tremendamente poderosa y completamente irrefrenable” Brigitte Vasallo

Todos sentimos miedo a que con el consentimiento explícito muchos usuarios nos rechacen las cookies y nos quedemos con las ganas de medirles. Amigas y amigos, es lo que tiene preguntar al otro lo que quiere que hagamos en algo compartido. Que igual el otro no quiere o no quiere hacer todo lo que nosotros queremos hacer con él.  Brigitte Vasallo nos da una pista “El deseo y la reciprocidad del deseo son una experiencia maravillosa en sí misma”. Mientras sintamos intacto nuestro deseo de medir, seguiremos midiendo, porque todo empieza con el deseo y en cuanto a cookies, solo se podrá consumar ese deseo cuando sea recíproco. Pero existe la imaginación inferencia estadística para acceder a lo que nos es negado. Tenemos nuestro deseo, nuestra mente y nuestras manos.

“Los amantes”. René Magritte

Si tu corazón analítico está en esa fase de negación, intenta ir hacia la aceptación. Piensa que: “La raíz del sufrimiento es el apego”. Yo deseo tener TODOS los datos NECESARIOS que me lleven a tomar una decisión que mejore el rendimiento de la web que mido. Que TODOS esos datos beban de haber generado un hit, en TODAS las visitas gracias a una cookie, va a ocupar UNA PARTE de mi aventura profesional. Ya lo he asumido.

Como analista web especializada en herramientas de Google tendré que evolucionar tras el impacto del meteorito si no quiero extinguirme. Eso pasa por Google Tag Manager server-side, Enhanced Conversions, Customer Match, Consent Mode.

Como profesional del sector digital sospecho que se avecina una crisis porque a nivel de publicidad en internet…por inconsistentes que sean los datos de publicidad que usaba cookies de terceros..por muy rollo que sea que los usuarios sean un navegador y no una persona. Existe un mundo imperfecto y rentable para empresas y hortelanas de marketing digital que se apoya en las cookies.

¿Cómo va a ser el mundo de 2022 sin ellas? No me queda muy claro como teniendo un río revuelto de navegadores y un legislador que legisla contemplando la aplicación editor a editor (web a web) vamos a salir de esta. Quiero decir, cómo vamos a salir sin dejar cadáveres profesionales y empresariales por el camino. Confío en que las personas implicadas lo hagan lo mejor posible y mi corazón analítico se llenó de oxígeno al ver que los tiros puede ir por aquí.

¿Cómo creo que va a ser el mundo de 2022 sin ellas? Creo que se acerca una larga noche para la analítica y si Antonio Gramsci hubiera sido analisto y fan de juego de tronos habría dicho: “El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los CAMINANTES BLANCOS”.

Hoy, más que nunca, se hace necesario que compartamos lo que sepamos (da igual cuando leas esto) porque solo la analítica, salva a la analítica. Porque internet iba de esto, de compartir.

 

Agradecimientos

Mila esker Alex, blogkide, por acompañarme en este artículo.

Textos:

Peliculas:

El cabo del terror. J. Lee Thompson 1962

El cabo del miedo. Scorsese 1991

 

 

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Irene Santos Escrito por:

Analista feliz. En ocasiones veo datalayers en Rastreator.com. Creo contenido sin ninguna pretensión más allá que seguir aprendiendo. Tengo a Segovia en el corazón y a Madrid en la cabeza

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